domingo, 5 de junio de 2011

Carta a un NI NI


CARTA A UN NI NI


Caracas, 22/01/2004


Querido amigo:

Ojalá los dilemas morales fuesen así de sencillos: Pupú de este lado, pupú de este otro y yo en el centro, limpio, pulquérrimo, incontaminado, aséptico. Pues no; no es así de fácil, ni así de cómodo. Más aun, suele suceder que, de tanta obsesión por lo incontaminado, termina uno incurriendo en la peor de las infecciones. El discurso inmaculado de la antipolítica, por ejemplo, ¿no ha conducido a las más atroces tiranías, a los campos de concentración, a los desaparecidos?


Yo me pregunto qué significa ser ni ni. ¿Que no estás con el gobierno y tampoco con la oposición? Y entonces: ¿Con quién estás tú, compañero? ¿Con el gobernante desconocido? ¿Con el que ha de venir? ¿Con el que es a la vez, eficiente, democrático y honesto? No, hermanito. No saldrás tan fácilmente librado de este dilema ético.


¿Qué es lo que hoy se enfrenta en el estercolero de nuestra historia? Por un lado, un modelo autoritario, corrupto, personalista e ineficaz; y en la otra esquina, un modelo de democracia de cogollos, corrupta e ineficiente. Eso es lo que hay en el ring. Es lo que nos queda de momento. Es lo que nos coloca a muchos en la penosa situación de marchar junto a lo que hemos combatido toda la vida, sólo porque de este lado puedes conocer el monto de lo robado; puedes sacar al presidente del poder y, en una de ésas, hasta por accidente, por ensayo y error, por incrementalismo, aparece en el horizonte la opción ésa con la que todos soñamos, de verdadera democracia, de decencia administrativa, de justicia. Por que lo otro, mi amigo, lo otro es Fidel: es calarse 45 años a un mismo carajo haciendo lo que a él le salga del forro, porque él es el único hombre libre de su país; el único que piensa y que determina los pensamientos del resto y que te hace creer que eres libre de pensar siempre como piensa él. Regímenes que enarbolan como falso señuelo la bandera de la dignidad de los pueblos, para oprimirlos, vejarlos y someterlos. Es divino apoyarlos. Viste mucho el respaldarlos, especialmente cuando uno es escritor, por ejemplo, y vive lejos, en Europa o en otro país latinoamericano de democracia burguesa en el que puedes publicar los libros sin que un comité de censura los examine o impida su distribución.


¿Crees que no nos damos cuenta de la basura que hay en la oposición? ¿Crees que no conocemos a los medios por dentro? ¿Nos supones tan inocentes como para no saber que los adecos son atracadores de esperanzas? ¿ O que los copeyanos son adecos que estudiaron? ¿O que Primero Justicia es de derecha? ¿O que el MAS se vende al mejor postor (feliz aniversario, por cierto) y Proyecto Venezuela es un COPEI más a la derecha, con su propio Caldera? Todo eso lo sabemos, pero la vida nos a colocado en la triste disyuntiva de escoger entre dos toneles de excremento, cada uno con sus rasgos, con sus características. Pero los matices no son nada desdeñables, por que en uno de ellos puede haber democracia, que, aunque chucuta y todo, puede marcar la diferencia entre estar vivo o que te linche una turba patriótica en la plaza Bolívar por pensar distinto.


Entonces, amigo niniista, ten cuidado. Puedes equivocarte si crees que estás fuera. Estás como el resto de nosotros, enterrado hasta el cuello, cuidado si no más arriba que el resto, sin siquiera sospecharlo, justo por creerte ajeno a nuestras pulsiones, incapaz de percibir, como suele suceder en esos casos, ningún tufillo que perturbe la aparente impolutez de tu vida equilátera.



Fuente: Laureano Márquez. El códico bo chinche. Primera edición. Pág 58,59.

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